martes, 12 de marzo de 2013

Recuerdos de la Primavera




Recuerdo… no, no recuerdo de niña, haber confundido el estruendo de un cohete
o de un mofle, con el de balazos o granadas.
Recuerdo que confundía entre cohete o mofle…solamente éso.
Nunca tuve que tirarme al piso porque hubiera balazos
frente a mi casa o escuela.
A los 12  años me liberé del miedo al “robachicos”; ya era yo “grande”, asunto arreglado.


Recuerdo cuando, una noche de parranda, en el cuadrante del radio se escuchó,
"La Ranchera de Monterrey" y así nada más dijimos "¿y si vamos a Monterrey?"
y nos fuimos; lo hicimos sin miedo, sin contratiempos, sin angustia; con gran alboroto, con gran alegría.


Recuerdo que era común, los fines de semana, salir a recorrer los alrededores de Nuevo Laredo: el Ojo de Agua de Sabinas, la Presa Falcón de Cd. Guerrero, el Ojo de Agua de Lampazos o cuando menos, ir a buscar los Quesos de Don Tereso a Cd. Anahuac (un lugar entrañable, antes de entrar a la ciudad, a unos cientos de metros de la carretera, entre los árboles de mezquite, en medio de la nada) o a los asadores a la orilla del Río Bravo en Hidalgo, Coahuila.
Cualquier pretexto era bueno.


Las carreteras en primavera, y sólo en primavera, ofrecen un paisaje que, al carecer de cerros o montañas, semeja una alfombra de colores.
Supongo que el paisaje sigue estando ahí cada primavera solo que, ya no lo visito.


Recuerdo que con el perfume de azahares invadiendo el aire en la primavera, llegaban también los hijos, los nietos que emigraron al Norte, a pasar el “spring break” aquí.
La calle se llenaba de bullicio, de alegría, de música, de olor a carne asada,
de ánimo de fiesta.
Sólo el aroma a azahares regresa cada primavera.


Recuerdo que recorrí, sin miedo, cada calle, cada callejón, cada colonia buscando “los suculentos tacos con aquella increíble salsa” que me habían recomendado.


Recuerdo que salí, sin miedo, a cualquier hora, a comprar cigarros y regresé con ellos para seguir la charla.


Recuerdo que se podía hacer planes y realizarlos: tener un hijo o no; tener un negocio o no; salir de juerga toda la noche o no; comprar un auto nuevo o no; usar el auto nuevo o no; tener una fiesta en casa o no; subir el volumen a la música o no; conversar con el vecino en la banqueta o no; caminar a la plaza o no; ir por unos tacos a las dos de la mañana o no...
Ahora todo es: no.


Recuerdo que la ciudad era nuestra, era mía


Hoy, sobrevivimos y recordamos aquellos días en los que no había miedo, ni dolor ni lágrimas, ni sangre... Los niños de hoy, ¿qué recordarán después? ... ¿Qué clase de adultos serán?
Todo alrededor es tan dolorosamente absurdo... ¿Cómo llegamos hasta aquí? … No merecemos vivir así … Alguien está haciendo las cosas mal … ¿Tendremos la capacidad de resolverlo?

 @QuestoyQueLotro

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