Es el año 2001 en Reynosa, si,
aquella Reynosa que tenía vida nocturna,
que tenía comercio en abundancia y que a nivel nacional era reconocida por
tener trabajo formal y honesto, prácticamente para todo aquel que lo quisiera.
Drogas? Si, si había, pero se
podían contar las llamadas “tienditas” con los dedos de las manos, si en una
reunión o borrachera alguien quería una dosis, aún había quien preguntaba, ¿qué
es eso? ¿A dónde van a ir a comprarla? Estábamos aún en pañales en ese tema,
triste la hora en que dejamos de estarlo.
Por esos días Omar se quedó sin
empleo, y aunque a los 23 años y en esos tiempos, todo era tan fácil, también lo
era desviarse y más cuando se tiene poco miedo o tal vez poca conciencia de las
consecuencias de las decisiones que se toman.
Ese día tomado cerveza con amigos,
con el dinero que le dieron de su finiquito, pensaba: ¿qué iba a hacer? ¿Buscar
trabajo? ¿Y dónde? ¿Terminar la carrera? De pronto alguien dijo: ”Quiero un
pase” vamos por él ,con el “mata perros” de las cumbres, ok ,dijeron y fueron
al mencionado lugar; después de muchos gritos salió el tal “mata” diciendo que
ya se le había terminado todo, que le dieran más pa’delante, allá por la
refinería de Pemex. Al llegar estaba un
grupo de gente tomando y el “dealer” se acercó y dijo: ya nomás me queda un
pase, hasta mañana como a las 3 de la tarde tendré más, el “antojado” pago los 50 pesos ( si, eso
costaba) y dijo “ni la vuelta”, en ese momento la mente de Omar pensó, ¡¡¡IDEA MILLONARIA… vender “pase”!!!
Omar no se drogaba y lo único que
sabía de la cocaína era, que es dañina que es blanca y que a 2 de cada 5 de sus
amigos una vez que se sentían tomados les gustaba “ponerle”, vivía solo, así
que al día siguiente, fue y despertó a un amigo que si “sabía mucho de coca” y
le dijo, oye quiero vender “pase” ,¿dónde puedo comprar para rebajarla y
ganarle algo? Orita un camarada tiene “ochos” los da a 600 pesos, quiere
sacarlos en corto, si quieres le hablo y
le digo que nos venda uno; se hizo el trato rápido y esa misma tarde Omar tenía
casi
25 bolsitas de cocaína rebajada con Tylenol en polvo listas para su
venta.
Se les avisó a los amigos que había
“pase” solo para conocidos, y ya, así de simple estaba montada una “tiendita”. Éxito rotundo, empezaron a llegar los clientes
de las maquilas que un amigo de un amigo les había recomendado comprar aquí,
que era coca buena, sin rebajar y que las bolsitas estaban más llenitas (les
digo estábamos en pañales).
Para la segunda semana Omar
estaba comprando 3 “ochos” y al mes
estaba comprando más de una “onza”. Su proveedor le advirtió, deja un poco de
dinero siempre apartado, por si te cae la judicial (apenas estaba la transición
a ministerial) dales el dinero en corto no lo pienses, debes arreglarte en ese
momento, porque si te empapelan te va a salir mucho más caro, o terminarás en
el penal. Si quieres mejor me arrimo yo solo y me arreglo pa’ evitar problemas,
respondió Omar; No seas menso, eso es
solo por si te caen, pero pues tú te manejas discreto, ni creo que te lleguen
algún día.
La policía municipal en esos
entonces, aunque aún era un poco respetada,
no tenía el olfato o fingía no tenerlo, cuando se trataba de ubicar
puntos de venta, y menos si de vez en cuando, estando en tus carnes asadas los
veías pasar y les hablabas pa’ invitarles un platillo: ese chavalo es bien
buena onda, decían de Omar y siempre lo
vienen a ver amigos, pero son muy tranquilos
así que déjenlos, no los molesten.
Pronto Omar ya tenía un
distribuidor dentro de una maquila, la ganancia económica ya era sustancial, y
a pesar de ser un completo novato en ese negocio, los clientes también lo eran,
era raro el cliente que decía o se quejaba de la calidad del polvo que le vendía
y Omar no batallaba, le regresaba el dinero de su compra y le decía que mejor
buscara en otra parte de su agrado, y no pasaba mas, eran tan distintas las
reglas del juego en ese entonces que prácticamente todo se podía arreglar
hablando.
Lejos de crecerse o ser
ostentoso, quien andaba en ese negocio en esos años era muy discreto, y
mientras más ganaba más discreto se hacía, se adoptaban reglas básicas por
inercia, por sentido común, por lógica, no se le vendía producto a menores
(Omar ni siquiera a mujeres) y aunque esto no quita el estar en un negocio
sucio, dañino, aberrante, ilegal y los calificativos que cada uno de nosotros
queramos ponerle y que seguramente serán
validos, hemos de reconocer tristemente, que mientras exista demanda existirá oferta.
Aproximadamente a los 6 meses de
ir todo caminando como un buen reloj suizo, en una compra con su proveedor, éste
le dijo a Omar: las cosas van a cambiar, ya no vamos a poder trabajar como
hasta ahora, viene “gente” a controlar esto, y nos están invitando a que nos
acerquemos solos, habrá más ganancia porque el producto es de mucha mejor
calidad, solo que ahora tendremos que comprarles todo a ellos y pagar una cuota de sector, ( algo así como
una franquicia) de 5000 dólares por “apertura de tienda” y la compra mínima es
de 1 kilo, se pueden juntar 2 o 4 personas y comprarlo si se les hace mucha
cantidad de producto y si no tienes dinero se te puede fiar; ahorita están
buscando gente de confianza que ya sepa “trabajar” , de las autoridades locales
ellos se encargaran, en pocas palabras los 5000 dólares y la obligación de
comprarles solo a ellos es para parar cualquier problema que se presente y uno
ya solo tiene que enfocarse en vender y nada más, eso sí ,subrayó el proveedor
a Omar, la invitación a acercarnos es por esta única vez y así no forzarlos a
ubicarnos y hablarnos de otra forma, piénsalo, llévate esa mercancía y a la
próxima que vengas me das una respuesta.
Fue una semana muy larga para
Omar, había escuchado tantas cosas sobre la mafia, que si entras ya no te
puedes salir, que una vez dentro no hay vuelta atrás, aparte que ya no podía
tapar muchas cosas con su familia, como era posible que no trabajara y siempre
trajera dinero?
El dinero enamora, las ganancias
para un dueño de “tiendita” eran muy jugosas, supongo que ahora son mas, por
eso se pelea con tanta saña por el control de una plaza, por eso la autoridad
hace como que ataca el problema pero nunca se van a la raíz (aunque eso ya será
tema para otra columna).
Omar no se esperó al día acordado
para responder , fue 2 días antes y le dijo a su proveedor: yo hasta aquí llego, supongo que lo que se
viene es algo para lo que yo no tengo las tripas necesarias, solo quiero que me
digas que si algo me va a pasar por decir que no, me lo digas de una vez o que
ya me pase aquí, finalmente aquí estoy, su proveedor hizo una llamada, se alejó
de Omar y cuando volvió, con una sonrisa rara le dijo, está bien chavo, vete y
ya no vuelvas por aquí, de sobra sabes que si tienes mercancía ya no puedes
venderla más, así que consúmela o tírala, si estás fuera estás fuera, aquí no
se puede estar jugando.
Los días siguientes fueron muy
entretenidos; entre el delirio de persecución, el no dormir casi nada y al
menor ruido levantarse, y el estar retirando clientes avisándoles que ya no
habría nada mas por ahí , (que esto fue lo más difícil) en esas estaba Omar,
cuando un Grand Marquis sonó su claxon,
Omar se acerco con desconfianza, a su
proveedor, nunca le había dicho donde vivía y era el, con otras 2 personas
quienes lo estaba llamando, ¿qué pasó? preguntó, -no se asuste cabrón-, le
dijeron y se echaron a reír; venimos a decirte que ya tenemos 3 tienditas, una
aquí y otras 2 mas allá, así que “hay de favorcito” nos mandas para allá a tus
clientes y se fueron entre risas.
Convencido ahora si de que nada
le iba a pasar, Omar busco un empleo y se reincorporó a lo que conocemos como la clase laboral de
nuestro país, y desde entonces ha visto como los “dealers” han cambiado su forma de operar; aquí en
Reynosa es probablemente una de las posiciones más bajas dentro de las
estructura del crimen organizado, ahora los consumidores se quejan de que el “dealer
“ les pide “pa’l refresco” cuando van a comprar, prácticamente son chavos
adictos y si no les salen las cuentas terminan muertos o mínimo muy golpeados y
forzados a trabajar para pagar su deuda. Cosa muy diferente en Torreón, donde
el “dealer” es prácticamente un sicario, que está vendiendo pero armado hasta
los dientes y dispuesto a todo.
Una vez le pregunté a Omar si no
sentía que en una parte proporcional a lo que hacía, el era culpable de cómo se
habían puesto las cosas en nuestra ciudad y me contestó: . Yo fui parte de una
generación desorganizada jugándole a ser “dealer”, y puedes calificarme
conforme la óptica que tu mires las cosas, pero nunca aceptaré que fui parte de
algún tipo de delincuencia organizada
porque no fue así.
Y cuando andas mal económicamente,
¿no te pasa por la mente volver a vender? Con una sonrisa me contestó: “Mejor
es lo poco con el temor del creador, que el gran tesoro donde hay turbación”.
Vaya que es usted una persona muy buena para escribir. Es fácil ver que su narrativa capta la atencin. Creo debería escribir un libro, lastima que fácil. Gracias
ResponderEliminarMe gusto mucho su relato siga así!!!
ResponderEliminarBIEN SEGUIRE LEYENDO SUS RELATOS
ResponderEliminarMuy buen trabajo
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