Lucya, recibe una llamada a altas horas de la noche al ver el numero privado, sabe que no es una llamada cualquiera, de inmediato piensa en su hermana Fátima presa en el penal de Matamoros Tamaulipas, Lucya está en Reynosa y en efecto la llamada es para decirle que su hermana ha sido lastimada gravemente en una riña en el penal, de esas a las que ya estamos acostumbrados y que se dan comúnmente con los reacomodos del crimen organizado.
La zozobra y angustia empiezan a hacerse presentes, no hay tiempo para llantos ni debilidades, Lucya sabe que debe salir de inmediato a Matamoros, sabe que allá es donde su hermana la necesita, donde puede “moverse” para buscar el bien estar de su hermana.
Ya son 13 años de Fátima presa, está a solo 5 meses de salir, después de 2 días de tocar puertas, esperar afuera y aguantar malos tratos e indiferencia por las autoridades del penal, Lucya puede ver a su hermana, pero a distancia, ese vidrio grueso que las separa, y las hace hablar sin privacidad alguna, no merma en ellas la emoción de saberse ambas con bien, con vida!
Dice Fátima, creo que moriré aquí hermana, esto ya es insoportable, horrible insostenible. No declares esas cosas la interrumpe Lucya, ya estamos del otro lado, 5 meses se van muy rápido, aguanta lo vamos a lograr, debe regresar a Reynosa ambas lo saben, no hay más que despedirse y darse animo mutuo.
Pasan 2 meses y cuando las cosas parecen volver a su habitual rutina, viene la noticia, Fátima ya fue trasladada a un penal “más seguro” en otro estado, lejos, a 20 horas por carretera, la fuerza en las rodillas parece no ser suficiente para Lucya, el derrumbe anímico es más que evidente, pero de nuevo no hay tiempo para eso, toca volver a sacar o mejor dicho pedir fuerza a su fe, dándose ánimos con lo que se puede dar y eso es que solo faltan 3 meses, que pueden ser menos, porque en esos penales la noche también cuenta como un día, o sea si 1 día son 2 en realidad.
Aun así, las cosas que le corresponde hacer las hace, cuales cosas? Pedir una visita programada para ver a su hermana, los requisitos son rigurosos ( y como no si es un penal), acude a sus vecinos a pedir que le firmen una carta de recomendación donde consta que la conocen, que es gente de bien, necesita tres cartas, la indiferencia y desconfianza, aparece en algunos, afortunadamente otros no lo piensan, se ponen en su lugar y las consigue.
El tiempo sigue su curso Lucya espera que no sea necesario ir de visita, espera que su hermana, salga antes en libertad que el permiso que necesita para verla y sobre todo confía en que ese cambio de penal tan repentino, sea para bien, a eso es a lo que nos aferramos en estos casos, quienes pasamos por algún tipo de situación adversa, a que “las cosas pasan por algo y son para bien”.
Dentro de 5 días Lucya sabrá si sale para su visita programada o espera a que le den un día definitivo para la libertad de su hermana, me agrada pensar que será lo segundo y es que el tiempo es tan relativo y diferente para todos, que al final solo nos queda eso, esperar a que pase el tiempo.
Muchos podemos ser fríos incluso indiferentes es válido, y por lo mismo pensar, pues si pero que hizo para estar en el penal? A lo que personalmente me respondo, lo que sea lo está pagando según la ley, eso nada tiene que ver con la precaria situación en todos los sentidos de las cárceles del país y también me digo, quien soy yo para juzgar a un prójimo?